20 oct 2010

Sincronías

Ahora comprendo porque decidí dar por nombre tripulante terrestre a este blog... Sencillamente hay situaciones que escapan a la razón.

Hace algunos meses atrás, me contactaron para invitarme a colaborar con un proyecto de consultoría, precisamente con un estudio de Clima Organizacional, para una empresa minera situada en la segunda región (Antofagasta) de mi país (Chile). Yo resido en la V Región, por tanto la ruta de mi viaje fue el siguiente: Viña del Mar, Santiago, Antofagasta, María Elena.

Al visualizar por la ventana del avión kilometros y kilómetros de tierra, ese color tan homogéneo, sentí una sensación de apertura, de libertad, de hacerme uno con el entorno. Una naturaleza particular que da la sensación de no vida, pero al mismo tiempo vida e inmensidad que desborda energía.

Fueron dos semanas de trabajo intenso, poco tiempo me quedó para apreciar las bondades del desierto. No obstante, hace diez años ya había estado allí, en ese mismo lugar. Recuerdo que un amigo de infancia me invito al norte, a partir del ofrecimiento de su cuñado el cual estudió medicina, y en ese tiempo decidió trabajar en aquél pueblo. Él estaba en Santiago y debía volver para comenzar su trabajo como director del Hospital, como no queria viajar solo, lo que significaba viajar aproximadamente 20 horas en camioneta, convenció a mi amigo como acompañante, y a su vez éste me convenció a mi. Así iniciamos el viaje, los planes estaban más que claros: tres días en María Elena y el Lunes a primera hora las maletas a San Pedro de Atacama. El desenlace no fue precisamente lo que planeamos, en efecto, estuvimos aproximadamente 20 días en el pueblo y sólo un fin de semana en San Pedro. ¿qué hicimos durante esos veinte días? Bueno... conocer. Me di cuenta que el cuñado de mi amigo, el anfitrión, era tratado con mucho respeto por los habitantes, lo endiosaban. Como dato cultural, habitamos un chalet del siglo XIX. Recorrimos el desierto, lugares abandonados como Pedro de Valdivia, cementerios... hasta un oasis al medio de la nada... en fin

Esta sincronía me dejó más sorprendido cuando al llegar a la admisión del campamento de la mina, una mujer me da las indicaciones y la llave de la habitación que me cobijaría por 12 días. Al caminar unos trecientos metros, me doy cuenta que la residencial se encontraba a unos cien metros del chalet en el cuál estuve hace diez años.

Lo interesante de la experiencia es que cuando estuve hace años en ese mismo lugar, sólo logré conocer la realidad de ese pueblo en su interior, la comunidad, la gente. En esta oportunidad, diez años más tarde, pude conocer la organización que le da sustento a sus habitantes. Es como en el teatro... en ese entonces la comunidad para mi era el escenario, y tras bambalinas la organización; la mina. Ahora, todo se invirtió, quedando en el escenario la mina y en el fondo, la comunidad. Ahora que escribo, recuerdo que hubo un momento en donde se complementaron estos mundos, fue cuando la selección chilena de fútbol paso a octavos de final en la recién pasada copa del mundo. Trabajadores y no trabajadores, en la plaza central se reunieron para celebrar.

Al volver de aquél viaje, me ofrecieron participar en dos proyectos más, los que se están desarrollando en este momento. ¿Puedes imaginar dónde...? No precisamente en aquél lugar, pero sí nuevamente en el norte, en el desierto. ¿Qué abunda en el desierto...? la tierra. Con tanta sincronía me comencé a preguntas ¿qué querrá decir todo esto? ¿por qué a mí...?

Hace algunas semanas fui a buscar mi carta astral. Sentía mucha expectación. Una hermana me la había recomendado. La encargué... y llegó el momento. Cuando saludé a la astróloga, ella me miró y me saludó como si nos conociéramos de años, lo curioso es que sólo habíamos tenido contacto vía mail, cuando le envié mi datos de nacimiento (fecha y hora). Intercambiamos algunas palabras y al despedirme me dice "tal como te imaginé". No puedo negar que me sentí algo invadido, sorprendido. Cuando abro el sobre, me encuentro con una hoja tamaño carta que contiene el diagrama que representa la posición de los atros en el día y hora de mi nacimiento, y junto a ella, un cd de audio cuyo titulo decía "carta astral de Mauricio".

Cuando terminé de escuchar todo lo que me decía la astróloga de mi carta, recordé lo que me dijo... "tal como te imaginé", sin duda, me conocía bastante en algunos aspectos más de lo que yo me conozco. Mi carta señala que soy absolutamente tierra (capricornio/tauro), y gracias a este dato he podido comprender no sólo la relación entre el norte de mi país, el desierto, la tierra.... y yo. Si no que además cuáles son las necesidades que requiero satisfacer para hacer de mi una mejor persona, y con ello aportar para que este mundo sea un mundo mejor.

Según mi carta, una de las formas en que puedo contribuir, es compartiendo. Este es el sentido del blog, compartir mis experiencias y conocimientos para que otros puedan capturar lo necesario para hacer de su vida, una vida mejor, y por añadidura, un mundo mejor.

2 comentarios:

Negra Contreras. dijo...

Me encanta que tengamos un mismo hobbie, eres un gran escritor!, suerte para tí y para mí.

jherrera dijo...

Buena experiencia Mauro, me alegro que te encuentres bien, tengo muy buenos recuerdos de la U, taller y partidos de fútbol, una gran persona, éxitos y estamos en contacto.

Un abrazo.